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Cultivo

Tras conquista de las islas (S XVI) por gentes provenientes de diferentes puntos del territorio peninsular se originó una gran variedad en los sistemas de cultivo de la vid. En general, en los sistemas tradicionales de cultivo, la viña suele pasar buena parte de su ciclo vegetativo, durante el invierno y la primavera, acostada sobre el terreno. Es en julio cuando se realiza la labor de “levantada”, en la que se forman los parrales, para lo que se utilizan como elementos de soporte, horquetas procedentes de arbustoscomo brezo, faya, acebiño y tejo.

En la comarca de Tacoronte – Acentejo, nos encontramos con un sistema tradicional de cultivo en parrales bajos en plano horizontal. Las cepas se plantan en líneas, lo que origina que en el terreno se aprecien visualmente franjas continuas de vegetación, conocidas como “marjas” o májaras”.

En medianías bajas de esta comarca, se observan parrales de apenas medio metro sobre el nivel del suelo. Aquí, las horquetas se conocen con el nombre de “ganchillos”, al disponer en uno de sus extremos una bifurcación formando una “V” en la que se apoya el parral. Por el contrario, en las medianías altas nos encontramos con parrales con una altura cercana al metro sobre el suelo.

En El Valle de La Orotava se presenta una de las formas más peculiares de conducción del viñedo en la isla, el cordón múltiple trenzado, también conocido como “rastras” o “machos”. Para logarlo seguía la viña longitudinalmente. Las “rastras” se suelen formar a una altura con respecto al suelo de 50 cm. Al igual que en otras zonas de la isla, se suelen desmontar los cordones múltiples en invierno para realizar un cultivo hortícola, generalmente papas, aprovechando la parada vegetativa de la vid.

En la comarca de Ycoden Daute Isora se encuentra como sistema más generalizado el parral alto, en los lindes de las parcelas, en donde ocupa todo el borde, con una marcada inclinación, característica que los asemeja al sistema de conducción en espaldera. A diferencia de otras zonas de la isla, la estructura que sustenta el parral es fija todo el año.

En los territorios de la vertiente sureste el sistema de conducción más generalizado es el parral bajo en los bordes de las parcelas. La estructura que soporta los parrales se forma a partir de dos alambres, que delimitan el ancho del parral y sobre los que se colocan horizontalmente las horquetas.

Por último, existen en la isla otros sistemas de conducción peculiares, como las formaciones en vaso de Vilaflor y Santiago del Teide o los semiparrales de los altos de la comarca del Valle de Güímar y laderas de montaña de Anaga.

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